... calma chicha ...

Serena, centrada, estable,....Dejando que los días,con sus rutinas y obligaciones, no se me hagan cuesta arriba, disfrutando de esas pequeñas cosas que antes no alcanzaba a ver.

Noto que el deporte se ha convertido para mí en una pasión, en una afición, y ha dejado de ser, salvo casos puntuales, una vía de escape. Siento, espero no equivocadamente, que el perfil de la carrera con mayor desnivel ya ha pasado. Desconozco el recorrido completo, pero siempre que terminas un tramo duro, la llanura te hace pensar que se va a prolongar hasta la meta, y aunque sepas con certidumbre que no es así y que aún te quedan repechos que afrontar, psicológicamente necesitas  creer que el actual ritmo cómodo y  la respiración ahora automática y pausada, va a llevarte hasta la meta. 

Centrada en disfrutar esta etapa, siendo consciente de que ha  merecido la pena subir el repecho para poder contemplar lo que ahora se me ofrece.

Este fin de semana ha tocado cena con las amigas del barrio, con las de toda la vida. Con algunas de ellas estudie desde la infancia, compartimos secretos, viajes de estudio, primeras experiencias de casi todo.... Nexo de  unión: el colegio, el instituto,el barrio, las amigas de tus amigas que acaban siendo tus amigas...Taitantos años después, sabemos que cada una somos de una manera, no compartimos hobbies, ni gustos musicales, ni ilusiones, ni filosofía de vida. Sin embargo tenemos algo en común : Somos amigas de nuestras amigas, sabemos estar cuando nos necesitamos, nos respetamos aunque no compartamos puntos de vista, sabemos divertirnos, reírnos de nosotras mismas recordando anécdotas de la adolescencia, riéndonos de los que llorábamos por ese amor imposible, por un engaño, por un enfado entre nosotras o por lo injusta que era la vida por habernos dado unos padres que no nos entendían. ¿Dónde se ha quedado ese espíritu misionero que iba a llevarnos de viaje por todo África?    ¿Dónde la inocente creencia de que nuestra amistad, tal y como la sentíamos, iba a durar forever? 
No todas estábamos en la cena, no todas han llegado. La vida se ha encargado de ello, como decían Presuntos Implicados "lo mejor que conocimos separo nuestros destinos",  además los enfados con cierta edad no tienen tan fácil solución, se llora igual, pero en privado. 
En definitiva, que la amistad a los cuarenta no es tan pasional como a los quince, es más racional, más real, más sosegada y profunda.


Las amigas de la infancia son el refugio donde ser las que fuimos, son las risa explosiva, única y auténtica, son lo mejor de nosotras mismas recuperado en un momento.

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