... buscando nuevos objetivos ...
Desde la San Silvestre no he vuelto a competir… Estoy entrenando como nunca, con muchas ganas e ilusión, no me hace falta ninguna motivación extra, no necesito prepararme para una prueba en concreto. Disfruto con lo que hago y la mayor recompensa es todo lo que el ejercicio me aporta. Sin embargo, cuando mi cabeza da vueltas a un nuevo objetivo, el sufrimiento en los entrenos aumenta en proporción a mi auto-exigencia. Esta semana por ejemplo, ha sido muy completa en entrenos, sobre todo el fin de semana con tiradas largas de running y bici. Estoy molida!!!! Pero me encanta sentir agujetas!! Estoy orgullosa de mis progresos en la bici!!! Me siento con ánimos para afrontar las próximas competiciones.

Pero mi próximo reto, el que no para de dar vueltas por mi cabeza, el que me acompaña en los entrenos y hace que cuente los días con tremenda ilusión y ganas de que llegue, es la Media Maraton de la ciudad de Segovia, el 27 de marzo. El objetivo deportivo a batir, bajar de 1h 30 min, aunque tengo un Plan B, rondar la 1h 35 min. Lo bonito del evento, que me llevo a mis más fervientes fans, mis hijos y mi marido, además nos acompañaran mi hermana y su family. El objetivo principal, el que de verdad importa, intentar pasar un fin de semana juntos, con los niños, conocer Segovia, comer cochinillo, y correr la media maratón sin mayor presión que la que me autoimponga.
La salida y meta será en el acueducto, y por debajo del mismo pasaremos en el kilómetro 10.
Según la leyenda fue la pereza y no Roma la madre del Acueducto.
Una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, aceptó un trueque con el diablo: dispondría éste del alma de la mujer si, antes de que cantara el gallo, el agua llegaba hasta la puerta de su casa.
Ésta confesó su culpa ante los segovianos que, tras rociar con agua bendita los arcos para evitar el rastro de azufre, aceptaron felices el nuevo perfil de la ciudad.
El próximo 27 de marzo, os cuento lo que vea..... Y espero que ningún diablo "no terrestre" me tiente, porque aunque mi alma esta muy agustito conmigo, y se revaloriza día a día, soy de las que piensa que en esta vida casi todo tiene un precio, incluso el alma. Solo se tiene que dar dos circunsatancias: Necesidad para venderla y poder para comprarla.
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