... vértigo ...


Y esta vez no es por miedo al fracaso, ni por tener la sensación de no haber hecho bien los deberes, ni por temor a decepcionar a los que me brindan su confianza…
Esta vez son vértigos reales, esos que aparecen de repente y te desestabilizan por completo. Primero piensas que es un mareo por tener la tensión baja, unido al calor de Alicante al que no estoy acostumbrada, por los entrenos cada vez más autoexigentes, por ese par de enanos que no paran de gritar "ama, ama, ama, ama, ama”…. 
Pero cuando de repente notas que la habitacón no deja de girar y girar, sientes como las piernas apenas te sostienen, y por miedo a caerte decides tirarte sobre la cama, confiando que siga allí, en el lugar que crees que la dejaste antes de que todo comenzara a dar vueltas… Algo pasa… Sabes que no son nervios, ni ansiedad  ni la calor, ni na de na. Aún así me llevó tres días de inestabilidad total y viajes virtuales en montañas rusas inesperadas decidir ir al médico, convencida como estaba de que de la misma manera que habían aparecido los vértigos, se alejarían de mi vida para siempre. Pero no fue así, el médico me recetó unas gotas y unas pastillas que evitarían que el mundo dejase de girar sobre mi cabeza, y en apenas 24 horas dejó de dar vueltas para diluirse en un paisaje borroso, inestable, inquieto e incierto, y hasta el momento no ha cejado en su empeño.
Hace ya más de cuatro semanas que no piso tierra firme. Me encuentro bien, pero tengo la sensación constante de que debería haber evitado esa última cerveza, que no me ha dejado un “puntito alegre y simpaticón”, sino que hace que el suelo que piso se tambalee, los edificios no paren quietos y tenga una horrible sensación de mareo y ganas de vomitar, mis piernas no me obedecen y hacen lo que quieren, debo darles mal las coordenadas, y las “s” en mi camino son mi nuevo estilo de andar y correr.

A pesar de todo este verano he podido correr un poco, más de lo que debería y mucho menos de lo que me hubiese gustado.  Nadar, pues también, hasta el día que me dio un mareo nadando y una pequeña ola me invadió desde arriba con lo que a mí me parecieron sus 2 metros de altura. Cuando pude ver el cielo en lo alto y el mar raso, salí del agua asustada y no he vuelto a nadar en mar abierto. Lo de la bici, misión imposible hasta que no vuelva a estar “equilibrada”.

CONCLUSIÓN : Se pasará, se que se pasará …. Pero cuando crees que es el momento de exprimirte, de entrenar sabiendo lo que haces y por qué lo haces, cuando empezaba a tomar conciencia de que entrenar no es solo salir a correr, cuando empezaba a soñar con algo bonito que me gustaría conseguir…. Vuelve a haber algo que me lo impide…
¿Será que no es el momento?
¿Llegará algún día?

Comentarios

  1. Vaya... El vértigo, sin ninguna duda, es un asunto muy desagradable... Pero es pero y confío en que superarás esa fase ingrata... y estoy convencido de que muy pronto llegará ese momento en el que podrás exprimirte a gusto...!! Saludos..!!

    ResponderEliminar
  2. Ya llegaran las buenas sensaciones y nada mas lleguen a darles caña , mientras tanto recuperate bien,saludos

    ResponderEliminar
  3. Cuidate, y a ver si pronto estás ya recuperada.

    Un saludo,

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

... Capitulo 2. Inscrita en el BT 2012 ...

...SIGO AQUI ....

...GRACIAS POR ESTAR A MI LADO...